EXCEPCIONAL Y SINGULAR RIQUEZA DEL PATRIMONIO SORIANO EN EL CONTEXTO DE ESPAÑA

Placa mueble paleolítica de Villalba (Soria)

Para difundir nuestro Patrimonio Cultural y Artístico Soriano (PCAS) del Cepa Celtiberia de Soria, ha realizado, en sus trabajados de clase, el presente artículo, documentándose sobre la placa mueble paleolítica de Villalba (Soria) y contando, también, con la presencia en el centro, de Alfredo Jimeno el 7 de febrero de 2019, director de excavaciones de Numancia y una de las personalidades que más ha documentado este patrimonio soriano.

Recordamos, por tanto, que Soria cuenta con un "singular" recurso" de arte mueble, único en Castilla y León y muy excepcional en el conjunto de España, se trata de la Placa de Villalba, pieza mueble del Paleolítico, que fue declarada Bien de Interés Cultural el 6 de noviembre de 2014 con  categoría de Bien Mueble .

Fotografía  placa Villalba . FLM  04/12/2015

Por la importancia que tiene para Soria esta pieza de arte paleolítico se invitó, desde el Departamento de Ciencias Sociales del Cepa Celtiberia de Soria, a Alfredo Jimeno, a impartir una conferencia, el pasado día 7 de febrero de 2019


Alfredo Jimeno en conferencia en Cepa Celtiberia 07/02/2019
En primer lugar nos encuadró, dentro del arte paleolítico general, a nivel de interpretación y cronológico, el denominado “arte mueble”, en el que encajaría la “placa de Villalba”.

Dentro de nuestro campo de estudio del arte prehistórico, las locuciones arte mueble y arte mobiliar se emplean indistintamente para designar cualquier obra de arte (en sentido amplio) realizada sobre un objeto de dimensiones limitadas y manejables, es decir, que pueden ser transportados por el ser humano. Ejemplos de ellos pueden ser las plaquetas, cofres, muebles, etc.

El concepto de arte mobiliar se compagina, pues, con el de arte parietal que no se puede trasladar porque está realizado sobre los muros o las rocas (arte rupestre). Tampoco debe considerarse arte mueble a las piezas de grandes proporciones como las estelas o las estatuas-menhir del Neolítico y la Edad de los metales.

Los materiales utilizados suelen ser la piedra, hueso o marfil y las figuras representadas, normalmente, son animales. Normalmente se colgaban para que pudieran ser compartidas por todo el grupo, acentuando su carácter mágico y social.

Consecuentemente, el arte mueble es muy diverso ya que no sólo comprende creaciones exclusivamente artísticas (como estatuillas u ornamentos), sino también objetos funcionales, herramientas y útiles decorados. Así, podemos encontrar el arte mueble paleolítico que incluye plaquetas grabadas, venus paleolíticas, adornos, arpones, azagayas, bastones perforados o propulsores decorados, por ejemplo. En epipaleolítico europeo son muy característicos también los cantos pintados azilienses.

En el Neolítico aparecen, además, objetos de barro cocido (es decir, vasijas decoradas, figurillas de cerámica...), idolillos, tejidos, esteras con motivos geométricos o figurativos, etc.

La placa paleolítica de arte mueble de Villalba se encuentra depositada en el Museo Numantino de la ciudad de Soria.


      Fotografía  de la entrada al Museo Numantino en la ciudad de Soria . FLM  04/12/2015


El sector del hallazgo

Según los Doctores en Geología, participantes en el grupo de PCAS,  J.L Pagés y A. Alonso (2019) "La placa labrada de Villalba se encontró en 1986 en un paraje denominado Barranco Hondo en la ladera meridional de la Sierra de las Perdices, a poco más de 1 Km al norte de la localidad soriana de Villalba. El paraje de Barranco Hondo (41º 28, 354´N; 2º 29,150´O) pertenece al término municipal de Coscurita y se encuentra representado en el sector NO de la Hoja 407 del MTN 1/50.000, Morón de Almazán.



La Sierra de las Perdices es una alineación de relieve de dirección NO – SE, que forma un espigón en la extremidad noroccidental de una amplia “meseta” con una altitud del orden de los 1150 m. La propia Sierra es un relieve degradado de dicha meseta, ya que sus cotas altas no llegan a alcanzar los 1100 m.  En el sector en que está situado el Barranco Hondo, se presenta en concreto como una ladera cóncava que enlaza las crestas de 1030-1050 m con el fondo del valle del río Morón a 950 m.

Desde el punto de vista geológico, se diferencian dos unidades sedimentarias neógenas, ambas de origen fluvial, (IGME, Hoja 407 Mapa geológico de España, 1991; Armenteros et al. 2014) . Procedentes de la erosión y desmantelamiento de los materiales mesozoicos y paleógenos que constituyen los márgenes NE y E de la Cuenca terciaria de Almazán, corresponden a las facies fluviales distales de los sistemas de abanicos aluviales cuyas cabeceras se situaban en dichos márgenes. La edad de ambas es atribuida al Mioceno (Armenteros et al. 2014), aunque en la Hoja 407 realizada por el IGME se atribuye la unidad superior al Plioceno.

La unidad inferior está formada por arcillas, arcillas arenosas y algunos canales de arenas. Toda la unidad está muy edafizada. La superior, que en este sector corona los cerros, está formada por canales de conglomerados polimícticos y areniscas. Los conglomerados tienen cantos de cuarcita, pero principalmente de calizas procedentes tanto de unidades cretácicas como jurásicas. Los cantos están muy redondeados y tienen un tamaño medio de 5 – 6 cm.

El contraste entre las dos unidades litológicas que forman la sierra se refleja en la morfología y pendiente de la ladera; así, a partir de su contacto a una altitud de 1000 m, los niveles resistentes de conglomerados dan lugar a una morfología vagamente aterrazada mientras que por debajo de esa cota las areniscas y arcillas de la unidad inferior, más blandas y homogéneas, son modeladas como un glacis o rampa de suave pendiente, sobre los que se instalan campos de labor.

Esta morfología se originó cuando la red fluvial del actual río Duero comenzó a erosionar e incidir los sedimentos de la cuenca terciaria generando el relieve actual.  Hay que destacar que tras una fase de modelado más o menos regular de la parte inferior de las laderas, formando un glacis, en la actualidad la erosión está provocando un fuerte abarrancamiento que corta a dichas laderas, formando cárcavas de paredes con fuerte inclinación y fondos recubiertos por aluviones, como es el caso de Barranco Hondo.

En diversos trabajos sobre la placa de Villalba, se describe el soporte lítico como una “pizarra paleozoica” que procede del Sistema Central. Aunque por su aspecto externo parece semejante a las que se presentan en formaciones ordovícicas próximas (zona de Atienza, valle del Arlanzón) sin disponer como mínimo de un estudio petrográfico de una muestra física de la pizarra, no es posible rastrear su pertenencia a una de las diversas formaciones de pizarras paleozoicas peninsulares y es arriesgado aventurar una procedencia geográfica conociendo la importancia de los intercambios en el Paleolítico superior.

Fotografía realizada "in situ" por el grupo de PCAS  7/02/2019
La placa fue hallada a una cota aproximada de 980 m, en la ladera de la cárcava que forma el Barranco Hondo y que incide un campo de labor. Debido a su forma rectangular, su tamaño (36,5.- 7,6.- 1,2 cm; Jimeno Martínez y Fernández Moreno, 1988) y su color negro, constituye un elemento exótico entre los materiales líticos de la zona, arenas y arcillas de tonos muy claros, con niveles intercalados de cantos, los cuales son siempre redondeados y menores de 10 cm. Por ello, no es extraño que llamara la atención de su descubridor incluso antes de observar los grabados".



Bibliografía

- Armenteros et al. 2014.  Transiciones fluvio-lacustres en el Neógeno de la Cuenca de Almazán. Guía de Campo. 87 pp.
- IGN. Mapa Topográfico Nacional 1:25000. Hoja topográfica 407-I. Coscurita
- IGME, Hoja 407 Morón de Almazán.  Mapa geológico de España, 1991
- Jimeno Martínez y Fernández Moreno, 1988. Una placa de arte mueble en la provincia de Soria. Trabajos de Prehistoria 45. pp. 235-241

Ubicación histórica

Por su estilismo los expertos podrían corresponder a periodo Solutrense o inicios del Magdalediense de hace unos 15.000 años. Posiblemente, como indica la fauna representada, coincidiendo con un momento menos frío de la última glaciación del Würm. Un grupo de cazadores del Paleolítico Superior dispusieron su campamento en esta zona.

El descubridor: Lorenzo Casado Egido

Fotografía facilitada al grupo PCAS por la familia
La placa de Villalba fue hallada por Don Lorenzo Casado Egido, natural de Villalba (Soria), nació el 3 de febrero de 1921 y falleció el 10 de marzo de 1998. El día 12 de marzo de 2019 los alumnos matriculados en el Centro de Educación de Adultos de Soria (CEPA) “Celtiberia”, tras visitar la localidad de Villalba, y el lugar en el que se encontró la placa ( Barranco Hondo), mantuvieron una reunión de trabajo, en el Centro de Adultos de Almazán, con los sobrinos – nietos (Pilar y Ángel) del descubridor.

Según la familia Ortega – Casado:  “Era un hombre culto que se dedicaba a la agricultura, con grandes inquietudes, muy meticuloso, amante de la lectura y de su tierra soriana. Paseaba mucho, cada día, por la zona, y leía el periódico, diariamente, en el campo. La placa la encontró antes de realizarse la concentración parcelaria. Era muy aficionado a la fotografía y se compraba cualquier tecnología que supusiera alguna innovación. Por eso tuvo uno de los primeros teléfonos móviles de grandes dimensiones. También era un gran aficionado a la arqueología.  A los 54 años se fue a vivir a Almazán (Soria).

No se sabe la fecha exacta en la que encontró la placa mueble del Paleolítico, pero dado su carácter extremadamente “meticuloso” no sería mucho antes del 06/10/1986 en la que realizó las fotografías en un estudio soriano (Foto Rosel) , por lo que la familia opina que tuvo que ser ese mismo verano del año 1986.

Cuando descubrió la pieza de arte mueble del Paleolítico tuvo la inmediata certeza de que podía tratarse de algo muy importante, por eso contactó con Alfredo Jimeno Martínez (Director de las excavaciones de Numancia), con la condición inamovible - “la placa no debería salir, en ningún caso, de la provincia de Soria”; el temía que se la llevaran a otro lugar y su deseo fue siempre que esta pequeño tesoro se quedara en Soria, por eso depositó ( cedió -según puntualización de los sobrinos-nietos) , con un escrito, redactado de forma meticulosa, placa en el Museo Numantino de Soria.

Escrito firmado por Alfredo Jimeno y Lorenzo Casado. FLM
El propio director de excavaciones de Numancia, Alfredo Jimeno, en una conferencia celebrada en el CEPA Celtiberia de Soria nos confirmó, cuando le entregó la placa para su estudio el día 30 de octubre de 1986, que este extremo: “la placa nunca debería salir de Soria”. La placa fue devuelta, tras su estudio y análisis científico de la importancia que tenía el día 13 de febrero de 1987, según consta (dada su meticulosidad) en escrito firmado por ambos. Según su familia, “supo buscar a quien tuvo que informarle”.




De hecho la familia conserva un recorte de prensa, publicada en la sección de Arqueología del periódico “Ya” de fecha 08/11/1986, con su anotación personal, sobre un “bastón magdaleniense encontrado en Cantabria”, lo que nos lleva a pensar que desde el primer momento tuvo conciencia de la importancia del hallazgo.

Es más, según aseguraba la familia, al conservar  la noticia del bastón cántabro (arte mueble) de la cultura Magdaleniense,  15.000 - 8.000 a C, además de la importancia que concedió a su hallazgo supo adivinar el periodo al que podía corresponder.


El propio Alfredo Jimeno en la conferencia impartida en el Cepa Celtiberia de Soria, el pasado día 7 de febrero de 2019, afirmaba:

“Me pidió que le indicara si era antigua, quedamos en el Museo para verla e indicarle de que época era y si era relevante poderla depositar en el Museo. -La placa tenía grabados por las dos caras. En la cara A: ocho cabras y cinco caballos y en la cara B: diez cabras y 3 caballos -Las figuras animales son de clima templado: se puede situar su cronología entre el Solutrense y el Magdaleniense (unos 16.000 años). En todo momento exigió que la placa no saliera de Soria, ni siquiera para su estudio”.

Según su familia Ortega – Casado, Lorenzo cada vez que iba a Soria, lo que solía suceder semanalmente, pasaba a visitar la placa al Museo Numantino.

Lorenzo Casado Egido, entregó la placa, en calidad de depósito,  el 28 de enero de 1988, al Museo Numantino de Soria, donde se expone en la actualidad.

Descripción de la placa mueble de Villalba

 Según Alfredo Jimeno Martínez, en su conferencia en el Cepa Celtiberia de Soria el día 7 de febrero de 2019, manifestó que esta placa mueble del paleolítico es una de las pocas muestras de arte paleolítico conocidas en toda la Meseta, así el texto del BOE en el que se declara “Bien de Interés Cultural” en fecha 6 de diciembre de 2014.

Es una pizarra paleozoica que mide 36,5 cm de largo, 7,6 cm de ancho y 1,2 cm de grosor. Está ligeramente rota en uno de los extremos y deteriorada  en una de las caras.

Continuó exponiendo Alfredo Jimeno:

"La placa mueble paleolítica de Villalba tiene grabados por las dos caras:

1º) En la cara A: ocho cabras y cinco caballos
2º) En la cara B: diez cabras y tres caballos

Las figuras de animales son de clima templado y se puede situar su cronología entre el Solutrense y el Magdaleniense (unos 16.000 años). "



Cara A de la placa de Villalba. Museo Numantino. FLM 04/12/2015

Está grabada por las dos caras con 13 animales en cada una de ellas, todos équidos y cápridos, que ofrecen una ordenación y disposición pensada. En algunas siluetas se advierten rasgos de esbozos y encuadres previos al grabado definitivo.

Esta placa tiene una notable relación con el “arte mobiliar” de la zona cantábrica, pero en el trazo más estilizados permiten conectarla con la zona mediterránea.

La declaración de la Placa de Villalba Bien de Interés Cultural  (06/11/2014) con categoría de Bien Mueble radica se debe a su singularidad y complejidad, que la convierten en un ejemplar de arte mueble excepcional y en una pieza capital y única, dentro del arte mueble paleolítico de la Península. En este sentido, la placa de Villalba es el único elemento de arte mueble existente en la Comunidad de Castilla y Léon con representación de fauna paleolítica.

La placa con grabados paleolíticos conocida como «Placa de Villalba», constituye uno de los hallazgos arqueológicos más singulares de los últimos años en la Comunidad de Castilla y León. Se trata de una pizarra paleozoica negra, de forma rectangular, de 36,5 cm de largo, 7,6 cm de ancho y un grosor de 1,2 cm que en origen debió ser más larga, puesto que podemos apreciar su fractura en uno de los  extremos.

Fue descubierta en 1986, publicada en 1990 en la revista Numantia, III (Junta de Castilla y León (pág. 9-50). No está completa (falta un trozo en uno de los extremos y un tramo significativo en su lado inferior). Esta cara (la B) debió quedar enterrada hacia arriba, por lo que los grabados están más lavados. El escalonamiento de los extremos (el que se ha perdido sería similar) tenían un ensanchamiento para poder colgar la placa.

Presenta un borde superior enrasado y con tratamiento uniforme, y un borde inferior con extremos diferenciados por una mayor anchura y convexidad, que coincide con rehundidos en las caras, lo que hace suponer restos de posibles huellas para su suspensión.

Está grabada sobre un soporte aplanado, con grabados dispuestos en hilera por las dos caras y en algunos de sus bordes. Se han podido distinguir un total de veintiséis animales, trece en cada cara, todos équidos y cápridos, con un claro predominio de estos últimos, dispuestos con orden y aparente simetría.Se trata de imágenes figurativas y naturalistas, simplemente perfiladas e incompletas.

No se reproducen las terminaciones de las extremidades –únicamente siete de los veintiséis animales representados, se presentan completos–, mientras que aparecen detalles muy simples como orejas, boca y orificio nasal, ojos, cola o rabo, cuernos, crin y penachos de la testuz y en los machos cabrios también el sexo.

El análisis estilístico de los grabados, permite situar la pieza en un único momento, entre en Solutrense Final y el Magdaleniense III-IV, en torno a 14.000 años a.C., enmarcándose en un momento avanzado del estilo III de Leroi Gourhan.
Cara B de la placa de Villalba. Museo Numantino. FLM 04/12/2015

En cuanto a su organización y composición espacial, la placa presenta una ordenación y disposición pensada; los motivos no se presentan de forma casual, de forma que determinados animales –caballos y machos cabríos– aparecen resaltados mediante la utilización de un trazo más ancho y profundo, un mayor tamaño o por su propia posición en el espacio.

Además, la completa representación de la fauna en los grabados permite realizar una reconstrucción medioambiental del ecosistema que conocieron estas gentes.

En cuento a los porcentajes de animales representados nos encontraríamos con équidos un 30,8 % y el resto 69,2 serían cápridos, de los cuales habría un 26,9 % de hembras y un 42,3 % de machos.

Por lo que respecta a la naturaleza del soporte, se trata de la pizarra proveniente    del Sistema Central, lo que atestigua el intercambio de materia prima entre diferentes poblaciones durante el Paleolítico Superior.

Es además un material que ha permitido conocer el estudio del proceso y ejecución de las figuras, a partir de los esbozos y trazos de encuadre previos al grabado definitivo, y  los ductus, es decir los surcos     y dirección de las incisiones, que han quedado reflejados en la superficie de la pizarra,    y que han permitido determinar que estos grabados debieron ser trazados en un lapso  de tiempo muy amplio.

En general, los más anchos y profundos habrían sido ejecutados en primer lugar, seguidos de grabados más finos. Finalmente, las diferentes técnicas en la ejecución que se aprecian en los grabados han hecho pensar en el trabajo de varios artistas, si bien se ha mantenido un mismo sentido en la representación y estructura compositiva.

Fuentes:

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